Una Invitación a la Salud Integral
Cada profesión tiene sus desafíos, dificultades, frustraciones y contratiempos inherentes. A pesar de no ser exentos de estos, los profesores también son susceptibles, en muchos contextos, a problemas de salud a pesar de condiciones precarias de trabajo, relaciones complicadas con administradores, colegas y la comunidad escolar, y cambios en sus roles a pesar de recientes transformaciones sociales. Algunos creen que en el pasado, el propósito principal del profesor era facilitar el aprendizaje de sus estudiantes, pero hoy en día, los profesores también participan en la dirección de escuela, la planificación, y satisfaciendo las exigencias de las familias de sus estudiantes. En otras palabras, se espera mucho más de los profesores, pero las medidas y los recursos necesarios para lograr esas expectativas no son siempre brindadas. Desafortunadamente, la salud del profesor a menudo sufre las consecuencias de toda esta presión.
Según encuestas hechas en Brasil, la primer causa (alrededor de una sexta) de ausencias laborales entre profesionales educativos está relacionado a asuntos de salud mental como depresión, ansiedad, síndrome de agotamiento, y el suicidio.[1] Incluso cuando la situación no es tan seria, se estima que hasta el 55% de profesores sufren de los TPM (trastornos psíquicos menores).[2] Estos son trastornos mentales comunes como insomnio, fatiga, irritabilidad, olvido, y dificultad en concentrarse; la cual puede afectar a la productividad y al buen desempeño, de tal manera que puede conducir a problemas más graves. Cuando hablamos de la salud física, los problemas resportados con la más frencuencia por los profesores mismos se relaciona al dolor de espalda y voz (alrededor de 30% por cada uno).[3] Como profesores cristianos, no somos exentos de estos problemas, lo cual plantea algunas preguntas: ¿Qué dice la fe cristiana sobre la salud? ¿Y cuáles recursos nos ofrece?
Cuando se trata de la salud, usualmente pensamos en el aspecto físico primero, pero según la OMS (Organización Mundial de la Salud), la salud es “un estado de bienestar físico, mental, y social completo, y no solo la ausencia de enfermedad o dolencia”.[4] La biblia, a causa de su antigüedad, no tiene un equivalente a la palabra “salud” según nuestra concepción moderna. El conocimiento médico en ese tiempo era bastante limitado, restringido a lo que podía observar o sentir el paciente. Además, muchos textos bíblicos han sido malinterpretado, extendiendo la idea falsa que la fe cristiana está en contra del medicamento convencional, o que si tenemos fe, nunca experimentáramos problemas psicoemocional. Desafortunadamente, todos estamos sujetos a estas cosas, no hay nada de malo en obtener la ayuda que se necesita. En el resto de este artículo, exploramos algunas ideas bíblicas que sugiere que los educadores cristianos deben, ciertamente, cuidarse de su salud.
Aúnque la Biblia no tiene una palabra específica para la salud, ofrece algo aún más abundante— el concepto de shalom. Shalom es una palabra hebrea que a menudo se traducida como “paz”, pero su significado va mucho más allá de la ausencia de conflictos y guerras. Se refriere a un sentido profundo de seguridad, bienestar, integridad física, y riqueza (tanto tangible como intangible) que viene de tener una relación con Dios, consigo mismo, con otros, y con el resto de la creación. En Génesis 43:27 por ejemplo, José “… les preguntó (a sus hermanos) cómo se encontraban, y dijo: ¿Cómo está vuestro anciano padre de quien me hablasteis?…” En hebreo, el idioma original del texto, dice literalmente ” él les preguntó sobre el shalom y dijo, ¿qué hay del shalom de tu padre?” Al preguntar eso, José quiere saber si todo sus hermanos y su padre se encuentran bien, no solo en términos de su salud física, pero también en términos de su salud espiritualmente, emocionalmente, socialmente, económicamente, etcétera.
Además, la Biblia nos ofrece una versión integral del ser humano. Contrariamente a la tendencia moderna de reducir al ser humano a su dimensión material y a algunas tendencias filosóficas y religiosas que exageran su dimensión espiritual, Génesis 2:7 afirma que somos un “ser viviente” hecho del “polvo de la tierra” (material) y el “aliento de vida” (espiritual). Por eso, la enseñanza bíblica nos invita a hacer un compromiso con el Creador que incluye todo nuestro ser — espíritu, alma, y cuerpo (1 Tesalonicenses 5:23) — y para crecer en nuestra devoción a Él con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma, con toda nuestra mente y con toda nuestras fuerzas (Marcos 12:30). Esto no quiere decir que debemos trazar líneas sólidas para dividir estos aspectos, sino que sea cual sea la dimensión de la vida humana que lleguemos a identificar, allí queremos estar sanos o más bien, allí Dios quiere que experimentemos el shalom.
En futuros artículos, abordaremos diferentes aspectos de la salud para profesores: espiritual, psicoemocional, y física. Obviamente estas dimensiones no son las únicas, tampoco se tratarán exhaustivamente. Sin embargo, esperamos que se sirvan como estímulo y construyan conciencia para todos aquellos que trabajan en educación o que se preocupan por los maestros de nuestros hijos, vecinos y amigos.
Raphael Haeuser
Coordinador de Didaquê
TeachBeyond
Raphael es un apasionado por una fe integral que transforma la vida, el trabajo y la educación. Es magíster en Teología por el Regent College (Canadá) y especialista en Gestión Escolar. Se desempeña como Director de los Servicios Globales de Educación de TeachBeyond y Coordinador de Didaquê, a través de la capacitación de docentes, la producción de recursos digitales y la educación teológica.
Nota: Este artículo fue publicado primeramente en portugués. Haz clic aquí para ver el artículo original.
Citas de escritura tomado de La Biblia de Las Americas en biblegateway.com Todos derechos reservados por todo el mundo.
[1] Datos aproximados, basado en el artículo por GASPARINI, Sandra Maria; BARRETO, Sandhi Maria; ASSUNÇÃO, Ada Ávila. “O professor, as condições de trabalho e os efeitos sobre sua saúde” (Profesores, sus condiciones de trabajo y el efecto en su salud), en Education and Research, vol. 31, no. 2, p. 189–199, 2005 y en el SINPRO/RS folleto digital organizado por MONTEIRO, Janine, “Saúde/Adoecimento Mental dos Professores da Rede Privada do Rio Grande do Sul: como avaliar e cuidar” (Salud/ enfermedad mental de profesores de red privada de Rio Grande do Sul: como acceder y cuidar).
[2] Según el artículo “Pesquisa revela dados da saúde mental dos professores do ensino privado” (la investigación revela datos de la salud mental de profesores de educación privada). Disponible en: www.sinprors.org.br/comunicacao/noticias/pesquisa-revela-dados-da-saude-mental-dos-professores-do-ensino-privado. Acceso en: 15 de enero 2020.
[3] Según la investigación realizada por SINPRO/RS, mencionada en ROSA, Stela. “Saúde do professor e ambiente escolar” (La salud de los profesores y el ambiente escolar). Disponible en: www.extraclasse.org.br/saude/2006/10/saude-do-professor-e-ambiente-escolar. Acceso en: 15 de enero 2020.
[4] Organización Mundial de la Salud. Constitución. Recuperado de https://www.who.int/about/governance/constitution
Reconoimientos para las fotos:
Planning por Arbor Christian Academy
Integral Health por Raphael Haeuser
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